viernes, 27 de marzo de 2009

Relato emeseneado

La joven, valiente, atrevida, decidió pasar aquella fría noche en lo más alto de la montaña, acompañada únicamente de la hermana naturaleza y toda la variedad de hijos que tuviera, de hábitos nocturnos...

Como única protección, su ropa, su coraje, y una pequeña tienda, algo endeble, pero suficiente para marcar una barrera psicológica entre ella y el mundo nocturno no civilizado.

Pues ella sabía en el fondo que no había que tener miedo pero en el caso de que algo ocurriera, aquella fina capa de tela semiplástica no la protegería de mucho.

Una vez dentro, y acompañada únicamente por una infinidad de sonidos de la noche, como la brisa que acariciaba las plantas agarradas a la piedra, las piedritas que caían de lo alto o algún que otro avechucho noctámbulo, se dispuso a hacer más acogedor aquel corto espacio.

Extendió sus enseres, la cena ya preparada desde casa, su ropa, la dobló y colocó a un lado de la tienda y en el otro extremo, extendió el aislante térmico y acolchado que le daría cierto confort al sueño que la esperaba.

Finalmente, sacó lo más importante. Aquel saco de plumón que le habían enviado a casa por correo un desconocido de dirección desconocida, al que poca importancia le había dado debido a las ya numerosas pérdidas de paquetes postales que solían ocurrir en su pueblo.

Ni siquiera lo había abierto hasta ese momento. Sería toda una sorpresa, pensaba...
...y en realidad lo fue, mucho, muchísimo más de lo que ella se imaginaba...

Nada más aflojar los tirantes que lo atrapaban, un fuerte olor a material nuevo le llegó de súbito a su nariz... Era un olor bueno, siempre le había gustado el olor al papel, a la mercancía nueva cuando llegaba a su tienda de ropa de algodón ecológico, el aroma de la gasolina...

Aquel olor la hipnotizó.

Abrió del todo el paquete y lo sacó efusivamente, todo lo rápido que pudo y se dejó arrastrar hacia él, con sus preciosos ojos cerrados, concentrando toda su atención en su sentido olfativo.
Lo abrazó y casi se dejó dormir en el momento.

No supo muy bien cómo, pero se introdujo poco a poco dentro de él mientras el material relleno de plumón de cientos de pollitos la abrigaban en aquella fresca noche de primavera.

Aún sin abrir los ojos buscó a tientas la cremallera del saco para cerrarlo pero... no hizo falta.
La cremallera comenzó a cerrarse sola, como movida por su propio pensamiento. Y eso la agradó.

Cuando, casi una eternidad de tiempo después, la cremallera llegó a su término, le toco el turno a los cordones que cerraban la zona que envolvía su cabeza, poco a poco fueron extendiéndose por sí solos, como con ternura. Y al momento su boca desapareció, sus orejas, su pelo, sólo se veía su nariz y apenas sus ojos...

Fue justo en ese instante en el que despertó de súbito y abrió los ojos de par en par, mucho más abiertos de lo que podría haberlo hecho nunca. Unos ojos que antes, tranquilos y sosegados, dejándose arrastrar en la comodidad extrema del polluelo bajo el ala de su madre, cambiarían de tal forma que mostrarían el pánico absoluto; un pánico que jamás había sentido.

Un grito ahogado surgió de su garganta, un grito que no llegó mucho más lejos, pues sus ojos, nariz y resto de su cara desaparecería dentro del saco tras el último tirón de los cordones, éste último, muy rápido.

Sólo se oiría una especie de murmullo mientras su cuerpo se agitaba entre estertores intentando librarse de aquella trampa infernal.

Fuera de la tienda, la tranquilidad nocturna seguiría su curso. La naturaleza miraría, como siempre, hacia otro lado, mientras la vida de la joven se extinguía poco a poco en el interior de aquella cosa que la deglutía hasta hacerla casi desaparecer.

Una estrella fugaz brilló de repente en el cielo, las nubes pasaron sobre la Luna. Los mismos sonidos nocturnos pero aumentados en aquella extraña noche seguían su curso.

Sólo una tenue luz en un punto indeterminado de la montaña, que a duras penas conseguía atravesar el material de la tienda de campaña ponía la nota discordante en aquella típica noche primaveral.


Cestomano 09

Para Yes. Gracias por empujarme a subirlo ;-)

miércoles, 25 de marzo de 2009

Atardecer en 7 segundos

Secuencia de imágenes recogida a lo largo de una hora, aproximadamente, y acelerada (a cámara rápida) en 7 segundos.

Mirador de San Pedro, Los Realejos, Tenerife, Islas Canarias.
24 de marzo de 2009; desde la puesta de Sol en adelante...



NOTA: Pinchando en el vídeo y luego en HD se podrá visualizar en alta resolución.

lunes, 2 de marzo de 2009

Cometa Lulin

El sábado pasado, 28 de febrero, tuve la suerte de presenciar este magnífico cometa en el cielo nocturno.

He conseguido hacer unas pequeñas secuencias, de pocos segundos, de su movimiento por el firmamento.

Campo reducido. Telescopio utilizado: 750mm de focal:


Otras fotos del cometa en mi galería (sección de astronomía):
www.flickr.com/photos/cestomano/sets/72157602939325297